jueves, 9 de junio de 2016

Belchite, el lamento de las piedras


Una visita obligada para no olvidar lo que nunca debió suceder



Portal de la Villa, pueblo viejo de Belchite
Portal de la Villa del Pueblo Viejo de Belchite

Una visita a Belchite siempre impresiona. Impacta. Enmudece. Entristece. Estremece.... Porque más allá de las ideologías, encierra historia. Una historia de dolor, de terror, de sinsentido que inunda cada piedra, la calle Mayor y cada pequeña callejuela de esta localidad aragonesa que a duras penas aguanta ya en pie. Y es que las piedras en Belchite hablan, cuentan una batalla dentro de una contienda, la de la Guerra Civil y cómo las casas se llenaron de ruido de pistolas, de armas, de gritos, de angustia y de murmullos de mujeres rezando. 

El dictador quiso que no se tocara el pueblo para que se viera la "barbarie roja" y todos los niños la estudiaran. Así, se construyó un nuevo Belchite y se tuvo que abandonar el otro definitivamente en 1964, vacío. Aunque a los niños les queda lejos afortunadamente tanto dolor, sí que es bueno que tengan presente lo sucedido en la Guerra y la dictadura, para que nunca la historia se vuelva a repetir.




Cartel de acceso a la entrada de Belchite
Cartel en la puerta de la Villa y primer arco de acceso desde que Belchite se cerró a las visitas por libre

Ya he visitado Belchite en dos ocasiones. La primera, en 2011, cuando se podía ir por libre, y una segunda, en junio de 2016, cuando el pueblo ya está cerrado y únicamente se puede acceder a él con visitas guiadas, a seis euros los adultos a partir de 14 años y 4,5 los grupos. Y los dos recorridos han sido sobrecogedores. El primero porque pude entrar en espacios que en la actualidad están vetados por la seguridad de los visitantes y el segundo porque la guía nos puso en la piel de los habitantes del municipio desde 1936 hasta pasar la contienda y buena parte de la dictadura. Todas ellas son a las 12.00 horas y a las 16.00 todos los días (a las 18.00 además en fines de semana) y también las hay nocturnas para conocer el Belchite más enigmático.

Vista exterior de San martín de Tours, Belchite
Vista desde el exterior de San Martín de Tours, en Belchite cuando aún no estaba cerrado el pueblo

Del viejo pueblo queda en pie poca cosa. Pero lo que queda bien merece una visita para que no se pierda la imagen de desolación que proporciona. El tono de derrota pero también sinónimo de lucha. Y la idea de por qué no se invierte en la conservación de parte del patrimonio histórico para evitar que la degradación sea algo más evitable. El tiempo, la ya por sí delicada situación del municipio tras la guerra, pero también los robos, expolios y la desidia de las administraciones han contribuido a su estado actual.

La visita, de más de hora y cuarto, arranca en el portal de la Villa, donde se sube a una pequeña exposición, y transcurre por toda la calle Mayor --con construcciones del mudéjar aragonés-- hasta la Iglesia de San Martín de Tours y se regresa por una pequeña callejuela que termina en San Agustín. La guía va parando en cada punto de interés y explicando entresijos de la batalla, cuyos muertos se cuentan por miles, hasta 6.000, la mayoría civiles.

Imagen de viviendas en la calle Mayor
Imagen de viviendas en la calle Mayor

Más de 1.100 edificios, cuatro iglesias, dos conventos, tres entradas, los Cines Goya, casino, la Casa Domi (casona de cinco plantas con persianas, agua corriente e incluso vigas ya de hierro también caída) son algunos datos que comenta la guía que hacen imaginarse las dimensiones de una verdadera ciudad, próspera en comercio al inicio del levantamiento militar en 1936 y que estaba gobernada por un alcalde socialista.

Ruinas del viejo Belchite
Casino a la izquierda y casa de  Auxilio social a la derecha, convertida en hospital de campaña.
La batalla de Belchite se desarrolló del 24 de agosto y el 6 de septiembre de 1937 en el marco de la ofensiva del Ejército Popular sobre Zaragoza. Buena parte de la ciudad quedó ya reducida a ruinas. Los muertos, que se amontonaban en las calles, fueron echados a un pozo enfrente de la casa de auxilio social, donde más tarde se levantó un recordatorio a las víctimas de ambos bandos, conocido como el Trujal de los Caídos.

Construcción sobre el pozo con víctimas de la batalla de Belchite

Se da la circunstancia de que hace cuatro años apareció una mañana una pequeña urna sobre el monumento, cuando el pueblo ya estaba cerrado. La que se ve en la imagen. Que el Ayuntamiento no quiso quitar de ahí al entender que se trataría de alguna persona que supiera que sus seres queridos quedaron en la batalla.

El recorrido lleva hasta el Ayuntamiento (ningún resto) y la Torre del Reloj, a la que no se puede acceder.

Torre del reloj, Belchite
Torre del reloj, Belchite
Y de allí, a la Iglesia principal, San Martín de Tours, a cuyo interior se puede acceder, pero no al contiguo convento de San Rafael ni tampoco a las seis capillas laterales del templo, que guardan en sus techos los restos de la batalla. De hecho, la Iglesia se utilizó como hospital pero también como refugio y, como tal, aquí perecieron muchísimas personas al caer una bomba el 2 de septiembre --el mayor número de víctimas--.

Iglesia de San martín de Tours, Belchite

Interior de la Iglesia de San Martín de Tours, Belchite

Interior de la Iglesia de San Martín de Tours, Belchite

En la portada de la Iglesia se puede leer una jota de un natural de Belchite, nacido en la batalla, escrita cuando el pueblo tuvo que abandonarse en 1964: "Pueblo viejo de Belchite. Ya no te rondan zagales, ya no se oirán las jotas que cantaban nuestros padres". N.B.

Y desde allí, a la Iglesia de San Agustín, a la que no se puede acceder por peligro de derrumbe del techo. Este resto patrimonial tiene incrustado en una de las paredes de la torre un proyectil que no llegó a explotar. Se trata de uno de los dos localizados en el viejo pueblo, y el más visible. Anteriormente, según nos explicó la guía, se podía ver hasta los restos de bala en las paredes y munición que se ha ido poco a poco robando. 

Iglesia de San Agustín, Belchite
Iglesia de San Agustín


Detalle de la Iglesia de San Agustín de Belchite, con proyectil incrustado
Detalle de la Iglesia de San Agustín con proyectil incrustado
Tras tomar la ciudad el ejército republicano en la Batalla, los nacionales escaparon, en un número de unos 600, aunque solo llegaron con vida a Zaragoza alrededor de 120. Ante la imposibilidad de enterrar a los muertos, tuvieron que hacer una hoguera y quemar los cuerpos. La guía hizo hincapié en lo terrible de la situación para quienes aún quedaron vivos.  Ese invierno permanecieron allí los soldados republicanos, a temperaturas que llegaron a 17 grados bajo cero. Meses más tarde, en 1938, volvieron las tropas sublevadas que tomaron Belchite de nuevo, una localidad con daños irreparables en ese momento y definitivos hoy en día.

No quiero dejar de escribir esta entrada sin añadir unas fotos de 2011, cuando se podía visitar libremente. El detalle de las cúpulas de la Iglesia de San Martín es estremecedor.

Detalle de una cúpula de una de las capillas de San Martín en Belchite
Iglesia de San Martín de Tours, Belchite

Detalle de una cúpula de una de las capillas de San Martín en Belchite
Iglesia de San Martín de Tours, Belchite

Detalle de una cúpula de una de las capillas de San Martín en Belchite
Iglesia de San Martín de Tours, Belchite

Esto es lo que queda del viejo Belchite. Esto y sus apariciones en películas como El laberinto del Fauno o Ay Carmela, ya que también es espacio de rodajes y de leyendas negras. La guía pasó por encima por este punto. Las "psicofonías" se reservan para las visitas nocturnas, pero sí que dijo que en San Martín se cuenta, por ejemplo, que aún se oye pasar a la aviación....

Del recorrido me quedo con la pena, con la lástima de que no se trate de contener el deterioro de las ruinas. Porque albergan historias como la que una visitante contó en su día, según nuestra guía. Sus hermanos regresaron de la Guerra y hablaron dónde habían estado: cada uno en un bando, pero los dos en la Batalla de Belchite, sin saberlo. Y volvieron vivos para contarlo.

Estremecedor....







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