sábado, 26 de diciembre de 2015

Normandía, el impacto de las playas del desembarco


Dos días recordando lo que nunca se debe olvidar

Por las cinco playas del desembarco

Cementerio americano en Omaha Beach

   Este post es la última parte de nuestro viaje de este verano que también nos llevó por el Loira y Bretaña. La última parada fueron las playas del desembarco. Dos días para recordarnos lo que nunca se debería olvidar, la Batalla de Normandía y marcar a fuego en nuestra mente y también en el corazón lo que tuvo que vivir esta región en junio de 1944 cuando las tropas aliadas bajaron sobre la arena y los pequeños pueblos de la zona en una operación militar que marcó el inicio de la liberación de Francia y de toda Europa de las tropas nazis en la II Guerra Mundial.. Historia, emoción y tristeza marcaron la visita y si me cuesta escribir la entrada en el blog es que, en días de tanta convulsión, se me pone la piel de gallina cuando, ante los atentados yihadistas hay quienes piensan que estamos en otra guerra...


Cartel de Utah Beach

   Tras terminar la visita en Mont-Sant Michel, nuestro "centro de operaciones" iba a ser Carentan, un pequeño pueblo situado en un punto estratégico para moverse por todos los puntos de interés de la zona: las playas del desembarco, Utah, Omaha, Gold Juno y Sword Beach, y los lugares, como Arromanches-les-Bains. La verdad es que hay un gran número de museos, memoriales a lo largo de toda la costa, baterías y puntos de interés, por lo que resulta muy aconsejable llevar hecha una selección según el tiempo y presupuesto, ya que no es barato si te disponen a entrar en cada uno de ellos.

   Nos alojamos en un sitio adorable, Chambres d'hôtes de la 101 ème, que era una casaza de 1920, cuyos propietarios, Nancy y Pascal, fueron muy amables y atentos. La habitación espaciosa a más no poder, el baño con todas las comodidades y un desayuno casero exquisito, suculento y completísimo. El establecimiento está muy bien recomendado en Booking, donde tiene una puntuación de 9,1. El precio, tres noches 240 euros.


Desayuno en la Chambres d'hôtes de la 101 ème

   Siguiendo las recomendaciones de Nancy, empezamos el recorrido por el Centre Historique des parachutises du Jour J, que incluye el el D-D Experience y el Dead Man's Corner Museum. Puedo decir que ésta ha sido una de las experiencias más impactantes de toda mi vida ya que recrean en tres dimensiones el viaje de lo que tuvo que ser el vuelo de los paracaidistas de la 101e airbone en un avión de la época, un C-47, de noche y bajo fuego enemigo. Antes de subir al avión, te colocan en una especie de antiguo hangar, donde un holograma del Colonel Wolverton explica que ha llegado el día para embarcar hacia la 'Gran Cruzada', y ya entran ganas de llorar. El escenario, las sensaciones y la emoción a flor de piel nos dejaron completamente impactados. La entrada, 12 euros los adultos y 9 los niños. La experiencia, no tiene precio. 

El C-47 en el que vivimos la experiencia del D-Day

      El Museo está muy bien ambientado y decorado, con detalles como la cazadora de Eisenhower --comandante supremo de las fuerzas aliadas para el Día D--, placas, paracaídas y elementos de la ciudad bajo dominio alemán.





   De ahí nos fuimos a Sainte-Mère-Église, un pequeño pueblo donde cayó una auténtica lluvia de paracaidistas sobre las 4.30 horas del 6 de junio, dos horas antes de que los aliados llegaran a las playas y para ir preparando el terreno. Fue el primer pueblo francés liberado y en él está el Musée Airbone, que no visitamos, ya que los que nos interesaba realmente era la imagen del paracaidista sobre la iglesia, tantas y tantas veces retratada...


El paracaidista estadounidense John Steele de la 82 división quedó colgado durante la noche en el salto


La siguiente parada fueron las baterías alemanas de Azeville, también muy recomendables (cinco euros adultos y dos niños) y el Museo de las Baterías de Crisbecq, donde no entramos pero sí disfrutamos de las magníficas vistas desde el mirador que permiten imaginar qué infierno fue la batalla.

Azeville, no apto para claustrofóbicos

   De allí partimos por toda la D421 o Carretera de los Aliados para llegar hasta Quinéville, donde se sitúa el Memorial de la Libertad reencontrada, que recrea el modo de vivir de la época, aunque decidimos no entrar, y volver a descender por toda esta vía hasta Utah Beach. Este tramo sí que es un auténtico museo al aire libre y lo que realmente queríamos ver: los espacios abiertos donde se desarrolló parte del desembarco, salpicados de cañones, búnkers, lugares de camuflaje, el monumento a Leclerc... Impresionante... Sin palabras. 

Tanque junto al monumento a Leclerc
Imagen de uno de los búnkers que salpican la carretera de los aliados

Dunas camino de Utah Beach

Monumento en Utah beach
   En este punto preferimos no quedarnos, pese al chaparrón que nos cayó, a ver otro de los Museos de Desembarco y quizá uno de los más visitados. En Utah se calcula que murieron unos 750 soldados, la cifra más leve de bajas en una playa que fue tomada en el menor tiempo de todas. Así que seguimos el camino hacia Pointe du Hoc, un acantilado a 30 metros sobre el mar y donde los alemanes tenían una batería de cañones a la que ascendió el cuerpo de élite de los Rangers estadounidenses tras trepar bajo el fuego por la pared de roca. Impresionante la multitud de cráteres huella de los bombardeos.

Acantilados desde Pointe de Hoc

Los cráteres de las bombas, bien visibles

   Al terminar el recorrido, que nos llevó otra buena parte de la tarde, decidimos finalizar el día en el cementerio alemán de La Cambe. Nosotros tuvimos nuestra propia lucha para ir, porque nuestra hija decía que ella no quería ver dónde estaban enterrados combatientes del bando que provocó la guerra. Y nos costó explicarle que seguramente fueron porque les obligaron y que ellos preferían estar con su familia antes que jugarse la piel por un ideal que queremos pensar que no era el suyo. Aquí yacen unos 21.000 soldados alemanes. Ya empezaba a caer el sol y era triste, muy triste y sobrecogedor.  En el centro de información leímos la historia de un niño, que iba al cole como ella, y que murió en esa sinrazón. Eso ayudó a que recapacitara....


Tumbas en el cementerio alemán de La Cambe

Monolito en el cementerio alemán de la Cambe
   Para nuestro segundo día, nos quedaba una larga agenda que empezó en el cementerio americano  en Colleville-sur-Mer, sobre Omaha Beach. La comparación con el alemán resulta inevitable, aunque es igualmente sobrecogedor... Por más que buscamos no logramos dar con las tumbas de los hermanos que inspiraron la película Salvar al Soldado Ryan, pero eso era lo de menos. Y me impresionó ver el respeto de la gente y me dio pudor también sacar fotografías... Pero eso también ayuda a recordar.



El cementerio, de visita gratuita, incluye el Monumento, una estatua de 22 pies 'El Espíritu de la Juventud Americana levantando de las Olas', el Jardín de los Desaparecidos , el Centro de Visitantes, la Capilla y un Mirador

Cruces y Estrellas de David en el Cementerio Americano

El jardín de los desaparecidos

Nuestra siguiente parada fue Arromanches-les Bains, ya perteneciente a Gold Beach. La verdad es que conocía poco de este lugar y, tras la visita al Museo del Desembarco, simplemente aluciné. La entrada son ocho euros los adultos y seis los niños, con todas las explicaciones en inglés y francés. Sobre este punto se construyó un puerto artificial necesario para el buen fin de la operación militar, tras transportar desde el Reino Unido piezas sueltas, primero a base de buques mercantes semihundidos y luego con 115 bloques de hormigón. Una obra de perfecta ingeniería construida en tiempo récord que nos dejó boquiabiertos.


Elementos del puerto artificial en Arromanches

Arromaches-les-Bains con los restos del puerto artificial al fondo

Museo del desembarco


Una de las maquetas del puerto, con los camiones desembarcando en la estructura creada

   Tras pasar un buen rato recorriendo el museo y la localidad, nos dirigimos desde esta parte de la playa tomada por los ingleses hacia Juno --donde desembarcaron los canadienses-- y Sword --también zona británica-- Y seguimos persiguiendo restos de recuerdos de la historia entre la arena de la playa... 

Memorial en Juno Beach, donde desembarcaron las tropas canadienses

Otro de los puntos de recuerdo al ejército canadiense

Junto a un búnker, un recuerdo de los soldados que combatieron en este punto

   A la vuelta, nos detuvimos en el Pegasus Bridge, cuyo nombre se debe al emblema de la 6ª división aerotransportada británica y que se sitúa sobre el Canal de Caen. Este era el primer objetivo de esta parte del ejército para proteger el flanco que debía tomar Sword y poder a su vez capturar Caen. la historia relata que sobre este puente cayó la primera víctima aliada del Día D.

Imagen del puente Pegasus Bridge desde más cerca






   
Pegasus Bridge, al fondo


   Y el resto de la tarde la dedicamos a un rápido recorrido por Caen: la iglesia de Saint-Pierre, la visita al Castillo, con entrada gratuita y el centro histórico, con su entramado de casas de madera. Nos dejamos el Memorial, uno de los más grandes y caros de Normandía --19 euros--, pero el tiempo no daba para más. 

El castillo de Caen es uno de los recintos amurallados más extensos de Europa

Panorámica de Caen desde el castillo

En el interior hay explicaciones sobre los bombardeos que sufrió la ciudad

   Y poco más.... Para rematar terminamos en Bayeux, donde llegamos a tiempo para comernos unos típicos 'moules a la normanda', unos mejillones con fritas con una salsa con vino y nata exquisitos, y a unos precios más que asequibles, que rondan entre los 10-12 euros por cazuela y que con ellos cenas de sobra!!! .. Si van acompañados de sidra dulce, mejor aún... Muy recomendables.



Los moules frites a la Normanda

    Aún así, llegamos con tiempo para ver cómo empezaba a iluminarse la catedral en un espectáculo de luces que debió ser una maravilla pero  cuyo fin no pudimos esperar... Una preciosidad de seo, de cualquier forma, que dejo porque no descarto volver para visitar la parte de la Alta Normandía: Honfleur, Rouen y por supuesto los acantilados de Fécamp y Étretat... Pero todo lo bueno se acaba, así que carretera y manta hacia España.....




   No he contado la peor peripecia del viaje: la huelga de los ganaderos franceses por lo precios de la leche. Cortaron varias carreteras y los tramos que debían durar media hora, se eternizaban... Y como podéis ver, no se andan con chiquitas y dejaron de tal guisa varios supermercados:


Restos de la protesta de ganaderos franceses en un supermercado en Carentan


    NOS VEMOS EN LA ALTA NORMANDÍA!!!!













1 comentario:

  1. Un viaje con mucho trasfondo histórico sobre todo en esta época tan convulsa que vivimos. Parece mentira que la historia aun no nos haya enseñado que la única forma de ganar una guerra es evitándola.
    La iluminación de la catedral tiene pinta de ser un autentico espectáculo.

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