Si me pierdo, venid a buscarme por aquí....
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Vista de la Giralda |
Sinceramente creo que no hubiera sido necesario escribir una canción para acreditarlo. El hecho de que Sevilla tiene un color especial es algo evidente en cuanto pones los pies en Santa Justa. Se respira, se nota, se siente... entra por cada poro de la piel ya seas un viajero en familia, solitario, en escapada romántica o con "hermanamigas", como fue éste el caso. No obstante, tengo que reconocer que la letra de los Del Río bien acompañan en un paseo por una ciudad que es ARTE, en la concepción tradicional del término, ARTE gastronómico y ARTE como forma de vivir la vida. ¿Vamos un fin de semana?... Y si me pierdo, sí, ¡buscadme por aquí!
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Atardeciendo en la Plaza de España |
Este viaje se llevaba rumiando tiempo en cocina porque era para una ocasión especial de reunión de amistad. Teníamos un fin de semana en noviembre, dos días que parecen justos pero que resultaron muy, muy exprimidos. Nos decidimos por precio y ubicación por un hostal en plena Plaza Santa Cruz, el Hostal Plaza Santa Cruz, un hotelito con encanto muy bien calificado en Booking y por 114,40 euros una habitación triple para dos noches. Un lujazo de sitio para ir andando a todas partes, con una habitación correcta y un personal amabilísimo, aunque evitad que os alojen en la planta baja.. Muy, muy ruidosa por las mañanas.
Llegamos justo para comer y, después de buscar por los alrededores decidimos darnos un pequeño homenaje en La Sal, en la calle Doncellas, un restaurante originario de Zahara de los Atunes y especializado en el atún de almadraba. No es barato, para nada, pero una vez en la vida no viene mal para probar algo diferente y tapas como la McDraba, croquetas de alga o la 'Monta tanto', algunas de ellas reconocidas con premios a la mejor tapa. Las imágenes hablan por sí solas y el precio también: 45,20 euros con un postre.
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'Tanto Monta monta atún', montadito de pan de curry, sardinas marinadas y atún, Primer Premio de la ruta del atún 2014 |
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Mcdraba por el Mundo, Premio Popular de la ruta del atún 2015, con su leyenda y sobre un plato-mapa |
Con el estómago lleno, por la tarde, ya empezamos a andar... Sevilla es una ciudad que se puede patear y patear y más por el centro. Nunca cansa. Así que durante varias horas recorrimos los Jardines Catalina de Ribera, la Plaza de España y el Parque María Luisa. No fue en esta ocasión, sino hace unos años, cuando una gitana trató de leerme la mano en inglés mientras paseaba por aquí. Qué arte señor......
La Plaza de España al atardecer es un espectáculo... Si hace sol, como fue el caso, la luz en el ladrillo proporciona un tono especial... Con una representación de las provincias españolas decorada con azulejos, se trata del edificio principal construido por el arquitecto sevillano Aníbal González para la Exposición Iberomericana de 1929. Ubicado dentro del propio parque, y escenario de rodaje de algunas películas, buscar tu provincia o recorrer el canal que lo rodea en barquitas es casi obligado. Por lo menos lo primero.
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Panorámica de la Plaza de España, Sevilla |
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El canal con las barcas al fondo |
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Parte dedicada a Zamora |
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Espacio dedicado a Valencia |
Pasear por el parque es otra de las obligaciones del visitante. En coche de caballos es otra opción, aunque el encanto de las dos piernas no tiene desperdicio. Porque permite meterte por cualquier sitio, escuadriñar rincones y descubrir espacios.... Donado por la Infanta María Luisa Fernanda a la ciudad en 1893, también se reestructuró por la exposición Iberoamericana.
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Parque María Luisa, Sevilla |
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Fuente de los leones en el Parque María Luisa, recuerda a los de la Alhambra |
Ya anocheciendo, la ruta obligada era dirigirse hacia el Palacio y Puente de San Telmo y la Torre del Oro, para verla bien iluminada junto al Guadalquivir... Un espectáculo sin duda.
Y seguir hacia el centro de nuevo, hacia la Catedral y la Giralda. De camino nos encontramos con una magnífica exposición de belenes --faltaba un mes para Navidad-- de lo más completa. Con todos los detalles imaginables y puestos de venta. Claro que para poder instalarlos en tu casa necesitarías unas buenas dimensiones de comedor... Vamos porque parecían auténticos pueblos en miniatura.
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Detalle de uno de los expositores de la muestra de Belenes |
Y como ya habíamos hecho hambre de nuevo, empezamos la noche. Rechazamos el tapeo y nos fuimos directas a la Bodeguita Romero, en la calle Harinas, en pleno centro. Nos habían recomendado el sitio y nos alegró bastante acercarnos hasta allí. Un bar muy recomendable por precio, rapidez en el servicio y ubicación. Las bebidas, salmorejos, montaditos de pringá (especialidad), media ración de adobo y tortillitas de camarones, 42 euros. ¡Fenomenal!. Aún quedaba alguna cuerda para tomar una copa junto a la catedral, en Santo... Uno de estos sitios donde te ponen gominolas para acompañar los mojitos (buenísimos). Pero de esto no colgaré fotos.... El día había sido largo y el sábado tocaba madrugar, así que.. al hotel de cabeza.
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Tapas en Bodeguita Romero, Sevilla |
La jornada tenía que comenzar oficialmente a las 10.10 horas cuando nos recogerían en la puerta del hotel para hacer un tour gratuito por la ciudad. Aunque no es particularmente mi preferencia la de hacer estas visitas guiadas, si se va con el tiempo limitado es la opción más cómoda. Así que tras desayunar junto al hotel, en un lugar, digamos un poco"inglés" para ser Sevilla, nos calzamos zapatillas cómodas y listas para otro pateo.
La organización era Feel The City Tours. Se trata de unos recorridos por la ciudad que no se pagan de inicio. Únicamente si estás contento con la experiencia y el trabajo del guía le abonas lo que creas conveniente. La vuelta arrancaba de la Puerta de Jerez. Allí nos organizaron por grupos y la suerte quiso que nos tocara Davinia. Una excelente comunicadora que nos llevó durante tres horas y media por los rincones más destacados, que llenó de anécdotas y gracia sevillana.
Con paradas destacadas en la Giralda, el campanario de la Catedral de Santa María, cuya parte inferior es el alminar de la antigua mezquita de finales del siglo XII, en la época almohade, y en la superior se sobrepuso la construcción cristiana para las campanas. En la cúpula, la estatua del Giraldillo o veleta (que gira), que posteriormente dio el nombre a la torre.
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La Giralda y el Giraldillo en todo lo alto |
La catedral, que en esta ocasión no visitamos por dentro (siempre hay que dejar una razón para volver).. con su Puerta del Perdón y los mensajes sobre la pared de los vítores, inscripciones de color rojizo que salieron a la luz en la limpieza de la seo y que en la antigüedad se realizaban en honor a quien había conseguido un doctorado. El uso de un pigmento animal cala en la piedra e impide que se puedan borrar.
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Fachada de la catedral que da a la calle Alemanes, presidida por la Puerta del Perdón |
U otra parada en la Adiátrica, edificio neomudéjar que se construyó entre 1914 y 1922 y que es uno de los más emblemáticos de la capital. Es conocido como 'Filella' por la confitería que albergaba en el pasado en sus bajos.
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Edificio Filella |
Y de ahí al Ayuntamiento, a la Plaza Nueva, al Puente de Triana, la Maestranza y la Torre del Oro... Con la historia de que ahí el rey Pedro I tenía encerradas a sus amantes y que se encaprichó de María Coronel --tras decapitar a su marido-- y ella, harta de su persecución, se tiró por encima aceite hirviendo para desfiguarse y que así acabara su suplicio, No llegó a morir.
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Detalle del Ayuntamiento de Sevilla |
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Puente de Triana |
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Torre del Oro a plena luz |
También nos explicó la leyenda sobre el símbolo de Sevilla: NO-8 (madeja de lana)-Do, 'No me ha dejado', sobre el que se dice que el Rey Alfonso X habría agradecido a la ciudad que le hubiera protegido durante la lucha con su hijo Don Sancho. Y de ahí, un paso rápido por la antigua fábrica de tabacos, donde nos explicó que la mítica Carmen era una cigarrera, y de nuevo a la Plaza de España. Tanto nos gustó que después de abonar el precio que consideramos acorde con el recorrido, decidimos que fuera también ella nuestra guía en la visita que contratamos para la tarde en el Real Alcázar. Con una horita escasa para comer fuimos directas al primer sitio que pillamos, el Patio San Eloy, una especie de franquicia que vimos por más sitios de la ciudad y que resultó muy económica: una ración enorme de adobo, dos montaditos y un súpermontadito vegetal, todo 24 euros. Las bebidas no nos las cobraron.
Y el Real Alcázar nos enamoró. Vivo de explicar las cosas que pasan pero hay momentos en que sobran las explicaciones y las imágenes lo dicen todo. La entrada general vale 9,5 euros y la visita guiada otros 15 más. Pero merece la pena.
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Entrada al Palacio del Rey Pedro en el Real Alcázar |
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Patio de las Doncellas |
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Patio de las Muñecas, donde es obligado descubrir las caritas de nueve muñecas esculpidas en distintas zonas, |
Y los jardines, de los más agradables y preciosos que he visto en mi vida para pasear y perderse un rato... O dos o tres...
Ya anocheciendo nos fuimos a tomar algo al hotel Alfonso XIII, de lujo, externamente sí, pero nos fuimos tremendamente descontentas con la merienda. Que sería caro, era obvio, pero que el servicio fue tan, tan, tan malo, no nos lo esperábamos. Los tés fríos, las galletas heladas y 18 euros menos en el bolsillo. De vuelta al hotel recorrimos Santa Cruz, el encantador Callejón del Agua pegadito a la muralla del Alcázar, la Plaza Doña Elvira, donde cada rincón tiene su magia....
Quedaba la noche para rematar y bien que lo conseguimos. Nos dijeron varios sitios para disfrutar del flamenco: T de Triana y Lo Nuestro, en la calle Betis, en Triana; Casa Anselma. en la calle Pagés del Corro, también en Triana y uno de los más característicos --a partir de las 24.00 horas-- y en la
La Carbonería, callle Levíes, cerca de Santa Cruz. Y por éste nos decidimos. La entrada es como si entraras a una casa particular y tras atravesar una zona donde estaban jugando al ajedrez, llegas a un espacio abierto --el patio cerrado del antiguo almacén de carbón-- con mesas y bancos corridos. En una esquina es donde tienen lugar las actuaciones, a las 21.30, 22.30 y 23.30, y luego se pasa a la entrada de nuevo. Y gratis. Nos encantó. Pedimos unas jarras de rebujito y para cenar un poco de embutido --te lo sacan en un pedazo de papel, cero exquisiteces-- y disfrutamos hasta tarde, bien tarde del ambiente.
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Actuación en La Carbonería |
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Actuación en La Carbonería |
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Rebujito y embutido en La Carbonería |
Y para rematar, terminamos con unas copas en la Terraza del EME, un bar con las mejores vistas a la iluminada Giralda, aunque las pagas bien pagadas. Merece en todo caso la pena porque la preparación de la bebida es espectacular.
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Desde la Terraza del bar EME, frente a la Giralda |
Y llegó el domingo... Solo unas horitas hasta salir el AVE pero que aprovechamos al máximo: paseo por Triana y vuelta hasta las setas de la Encarnación. Y como lo que empieza bien tiene que terminar mejor, tuvimos ración de algo que no nos esperábamos encontrar: una procesión y un certamen de bandas. Así que nos llevamos un poquito de la esencia completa de Sevilla.
La procesión, de Cristo Rey que salía de la Parroquia de Santa Ana... En pleno Triana.
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Procesión de Cristo Rey, acompañada de la Banda de San Juan Evangelista
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Y el certamen 'Madre Cigarrera' en la Plaza Mayor de las Setas de la Encarnación. Creo que así sabemos como suena Sevilla en Semana Santa.. O nos hacemos una ligera idea.. Pero tenemos así motivo para volver:
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Certamen de bandas en las Setas de la Encarnación |
Y al ladito de ahí, en la plaza de la Alfalfa, en La Bodega, volvimos a degustar el buen hacer de la cocina sevillana: bacalao con tomate, barriga de atún, espinacas con garbanzos, tostaditas con boquerones y salmorejo, bebidas y no se cuántas tapas más por 24 euros... Una ganga, pero es que de sabor.... Eso... Para quedarse allí a vivir...
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Espinacas con garbanzos en La Bodega |
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Tapa en La Bodega, imposible sentarse pero si logras huequito en la barra... Ni tan mal...
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De todo, lo que más sentí es no poder hacer caso a un buen amigo cocinero que me hizo una ruta de tapas para "quitar el sentío". pero entonces no hubiera visto ni la mitad de la ciudad. Así que, de todas formas, os dejo recomendaciones suyas por si os animáis: montadito de pringá y copa de vino góngora en Bodeguita Romero; La Azotea para cenar, cerca de la Plaza del Duque; copas en la Alameda de Hércules y visitas gastroonómicas al Rinconcillo, Casa Vizcaíno, Bar Dueñas, Hijos de E.Morales (no dan si es tarde), Sierra de Sevilla,... Me lo guardo todo para otra ocasión.
Y todo lo bueno se acaba... Y esto también. Pero me quedo con la emoción de que siempre se puede volver y la felicidad de las horas vividas, como únicamente se puede vivir en Sevilla. Ozú, ea, pues hasta aquí esta entrada.
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El Guadalquivir, que aún no lo había puesto, desde la calle Betis.
HASTA LA PRÓXIMA SEVILLA... YO NO TE HE DEJADO!!!! |
Me ha encantado, por tanto cariño y amor al descubrir esta preciosa ciudad,que es la mía y a la que adoro.......siempre tendrás mil razones para volver porque según la época del año, el color especial de Sevilla va cambiando, y ojalá, que una de esas visitas podamos coincidir. Para terminar dedicarte y gritarte un "OLEEEEEE" con quejio y sentío de los que damos aquí a esas personas que derrochan tanto arte. Vuelve pronto en el contexto que desees y con la primera excusa que se te ocurra
ResponderEliminarPerfecto!!!!! Como todo lo que haces con cariño. La verdad es que no se puede explicar mejor.... Como siempre inmejorable tu capacidad para sintetizar tanta informacion sin perder la esencia de lo que cuentas. Claro que quienes te conocemos sabemos como te gusta exprimir cada segundo de tu vida y lo polvorilla que eres,como decimos aqui!!.Esta escapada esta explicada con la mirada calida y metodica de la que pone tanta pasion en todo lo que hace.Y este que escribe te asegura que la proxima vez entre aromas de azahar,resuenes de guitarras y faralaes compartiremos callejuelas tascas y risas,Disfrutando AMISTAD!!!
ResponderEliminarSi la ciudad de Sevilla dicen que te atrapa por su "color especial" y por todo lo que te ofrece --monumentos y arte, rincones únicos, buena comida, gente agradable y alegría--, los comentarios de este blog no lo hacen menos. Las fotografías y la perfecta descripción de un intenso fin de semana disfrutando de un destino como la capital andaluza te invitan sin remedio a seguir estos pasos y a vivir la misma experiencia. Yo no tengo excusa. Hace unos meses unos buenos amigos me regalaron un viaje a Sevilla que aún no he hecho y que tengo en mente. Sin duda, estas recomendaciones serán mi guía. Olé.
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